Un niño es una mezcla entre un gran potencial y una gran fragilidad.
Muchas actividades del niño pueden perturbar su equilibrio.
El peso de la mochila para ir a la escuela, una mala postura, una caída, demasiado deporte durante su crecimiento, un aparato dental son algunos ejemplos que se tienen que tener en cuenta.
El osteópata, gracias a su conocimiento de la fisiología y de la anatomía, pero sobre todo porque tiene técnicas especialmente adaptadas a los jóvenes, le hace el mejor aliado de la salud del niño.
El osteópata sabrá orientarle y aconsejarle.